La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa, por sus siglas en inglés) denunció este lunes que casi un millón de palestinos han huido durante las últimas tres semanas de Rafah, al sur de la Franja de Gaza, bajo el asedio de los bombardeos israelíes, el hambre y las enfermedades.

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A través de su cuenta en X, la agencia de la ONU denunció que el éxodo forzoso de esa población, una parte de la cual ya fue desplazada anteriormente debido a la agresión de los ocupantes, se dirige a otras zonas de Gaza a pesar de que ningún lugar es seguro -como difunden autoridades de la ocupación- y de que escasean los alimentos y el agua.

Luego de instar a un alto al fuego inmediato, la Unrwa subrayó que en las actuales condiciones resulta casi imposible brindar ayuda humanitaria a los civiles y protegerlos.

El asalto israelí contra Rafah inició el 6 de mayo, con bombardeos recrudecidos y avance de los militares ocupantes por tierra. Como otra táctica mortal, Tel Aviv utiliza la privación a los civiles palestinos de alimentos, agua y otros productos vitales.

Con ese propósito cerró el 5 de mayo el paso terrestre de Kerem Shalom (aunque se vio obligado a reabrirlo el sábado pasado) y dos días después tomó el control del corredor de Rafah, aún cerrado, donde miles de camiones aguardan en el lado egipcio por ingresar víveres a Gaza.

La incursión israelí obligó a cientos de miles de palestinos a dejar Rafah, donde la entidad sionista mantenía hacinados a 1.5 millones de pobladores, para escapar a Jan Younis y otras áreas al centro de Gaza.

Aunque la Corte Internacional de Justicia (CIJ), a instancia de Sudáfrica, emitió el viernes pasado una orden para que los ocupantes cesaran su asalto a Rafah, estos intensificaron sus ataques.

Pese a las dramáticas circunstancias, el comisionado general de la Unrwa, Philippe Lazzarini, reafirmó el compromiso de seguir enviando y repartiendo ayuda humanitaria. Denunció que de los casi 200 camiones de suministros descargados el lunes en Gaza, hasta el momento solo pudieron distribuir unos 30 debido a las restricciones de circulación impuestas por los ocupantes y sus bombardeos.

Sobre el ataque con misiles y bombas de 2.000 lb a un campo de desplazados en el norte de Rafah, perpetrado por Israel el domingo -con saldo de al menos 40 muertos, en su mayoría mujeres y niños-, Lazzarini manifestó que Rafah «se ha convertido en un infierno en la tierra».

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